Lunes, Abril

En lunes así, en los que al bajar las escaleras del subte ya veo que hay algo raro.
La noche o la luna llena, o que hoy puse mucho esmero para vestirme, aunque todavía no tengo un trabajo para que lo noten. Es entonces que me empiezo a contar a mi misma lo que pasa.
Lo interesante de tomarte el subte en una terminal es poder ver el comportamiento tácito de sus primeros ocupantes. Primero toman los asientos al lado de la puerta, después el del medio y guay de quien ose sentarse al lado pegado a alguien cuando hay espacios de por medio. Herejes. ¿Cómo no saben las reglas básicas? Se mira al traidor y se pretende dar a entender con los ojos su error de comportamiento. Sólo buscando que no vuelva a suceder, ya no es momento de que se mueva.
Cuando me cuento estas cosas veo a una persona muñido de guitarra y poncho que se empeña en competir contra mi suave música programada para amenizar mi viaje de vuelta a casa. Intento subir el volumen para neutralizarlo pero hay que ver que pasión le pone al rasgueo de sus cuerdas.
Opto por sacar el auricular y evitar la paranoia de la batalla de los sonidos.
Canta que lo dejaron y que es infeliz. Pero no se lo ve infeliz.
Giro la cabeza para empezar a contarme otra cosa y veo a un ex que se me acerca con sonrisa.
Es lindo que un ex te sonría. Es mas lindo que te diga que te ve radiante.
Llego a casa y cocino bifes a la criolla. Novio se da cuenta que falta elemento crucial para la comida y dice que va a ir restaurante por restaurante pidiendo que le vendan pan francés. Dice que va a explicar que su novia cocinó bifes a la criolla que son un viaje y que no puede faltar el pan francés.
Ahora lo veo entrar con su trofeo.
Alguien entendió todo.
Y así mi lunes. Ahora, es momento de comer.

Mañana será otro martes. Que no será Lunes.

posted by Libelula de Acero @ 17:43, ,


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